Por Juan Aman Moreno Llabata
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6 de junio de 2022
Cuántas veces, tras ver una película, por ejemplo, donde uno de los protagonistas muere, surgen las preguntas en la cabeza de un niño: ¿qué edad tiene la gente cuando muere?, ¿los niños se pueden morir?, cuando mis papás se mueran, ¿puedo ir con ellos? ¿Es bueno explicar la muerte a un niño? Rotundamente, sí. No sólo es bueno, si no que es necesario. Actualmente tenemos serias dificultades para abordar el tema de la muerte con los niños. Rara vez se les incluye en los ritos funerarios, creyendo que estar en contacto con la muerte les puede traumatizar. Incluso, muchas veces consideramos de mal gusto hablar de la muerte, y se evita el tema, porque, aunque no lo admitamos, a todos nos inquieta y nos angustia enfrentarnos a ella. Procuramos que sepan lo menos posible, e incluso responder con evasivas o cambiar de tema. Los niños y adolescentes tienen muchas inquietudes sobre la muerte y tratan de buscar respuestas entre sus referentes. Al percibir la angustia en los mayores, dejan de preguntar, sin que por ello disminuya su inquietud. Al contrario, suele aumentar al ver que genera tanta intranquilidad en el adulto, por lo que acaban inventando sus propias teorías y suposiciones sobre la muerte. Es importante apoyar emocionalmente al niño en esos momentos, para que pueda entender el concepto de la muerte con naturalidad. Para ello tiene que adquirir conceptos básicos que conformen esta idea: La muerte es universal. Todos los seres vivos mueren, y así debemos transmitirlo a nuestros hijos. La muerte no es selectiva. La muerte es irreversible. Cuando morimos no podemos volver a vivir nunca. Es importante que entiendan que no es un estado que pueda cambiar, es permanente. Cesación de los procesos vitales. Todas las funciones vitales terminan en el momento de la muerte. Su cuerpo deja de funcionar al completo. Por ello, no respira, no se mueve, no ve, no oye… Causalidad. Toda muerte tiene un por qué. Es importante explicar el porqué de la muerte, para evitar que creen sus propias teorías que les pueda causar angustia y se coloquen ellos como culpables. “El abuelito ha muerto porque yo le grité”… Construir la idea de la muerte desde los ojos de un niño. Es muy importante que cuando respondamos a sus preguntas, les expliquemos la muerte siendo muy conscientes de su edad, adaptando nuestras palabras a su nivel cognitivo. Los más pequeños, hasta 2 años, desconocen el significado de la palabra muerte y no están preparados para entenderla. Sin embargo, sí son capaces de percibir la ausencia del ser querido, y lo perciben como la angustia de perder el amor de otro. En esta etapa son muy susceptibles a los cambios en sus rutinas y horarios, y perciben el ánimo negativo en sus cuidadores. Para afrontar una muerte en esta etapa, lo mejor es intentar mantener el contexto como estaba antes del fallecimiento, minimizando cualquier cambio. La muerte en niños de 3 a 6 años, todavía consideran que la muerte es temporal y reversible, por ello les cuesta entender por qué una persona no se mueve o no les escucha. Tampoco creen que les pueda tocar a ellos o a sus padres. Debemos tener cuidado con las explicaciones que les damos, pues en esta etapa lo interpretan todo de manera literal. Si decimos “el abuelito está en una estrella”, ellos preguntarán cómo pueden ir o cómo pueden hablar con él. La muerte en niños de 6 a 10 años. Al final de esta etapa los niños ya son capaces de entender lo que es la muerte. Sobre los 7 años dejan de ver la muerte como algo temporal, pero aún les cuesta entender que ellos también morirán, y siguen viviendo la muerte como selectiva, que sólo afecta a personas mayores. Hacia los 9 ya aparece el concepto de universalidad y comienzan a temer mucho por la muerte de sus familiares. En esta etapa es normal que nos ataque con un bombardeo de preguntas, a veces difíciles de contestar, como, por ejemplo, “¿en qué se convierte el cuerpo después de morir?”. A partir de los 8 años, un niño puede participar en ceremonias funerarias si él quiere, siempre acompañado y explicándole previamente qué es lo que va a presenciar. Cómo explicar la muerte a un niño, según su edad. Debemos tener en cuenta que nuestros hijos deben conocer la verdad y nunca decir algo que sea falso, pero las palabras que utilicemos deben estar adaptadas a su momento evolutivo, ayudándole a que pueda desarrollar recursos y avanzar en su crecimiento emocional. Para los niños, igual que para los adultos, la muerte es uno de los conceptos más difíciles de entender. Ocultar, callar o dar explicaciones erróneas, sólo hará que la experiencia de la muerte, además de resultar muy dolorosa, se convierta en algo complicado y patológico. Hay que transmitirles la noticia de la muerte de un ser querido lo antes posible y siempre a través de una persona en quien confíe. La noticia se la iremos dando de una manera progresiva, no de golpe, dándole tiempo a que vaya planteando sus inquietudes, informando al colegio para que sus profesores tomen las medidas necesarias. La muerte debe explicarse en términos reales. Podemos utilizar ejemplos de la naturaleza para hacérselo más sencillo, y una vez lo hayamos explicado, utilizar dibujos, rituales, cuentos y cartas para elaborar una despedida a su medida. Debemos estar receptivos a su mundo emocional y ayudarle a expresar sus preocupaciones y emociones asociadas a la muerte, tranquilizándole y diciéndole que nosotros estamos bien y que vamos a estar ahí para cuidarle. En este momento le ayudaremos a entender que él no es responsable de la muerte de su familiar y a elaborar sus emociones. Los niños pueden expresar sus emociones respecto a las situaciones de pérdida con dibujos, rituales o cartas de despedida. Por último, otro temor que puede aparecer es el miedo a olvidarse de la persona que se ha ido. Por ello, es importante que compartamos las fotografías, recuerdos o historias que hayamos vivido con la persona fallecida. Esto les ayudará a sentirse acompañados, comprender lo ocurrido e integrar de forma natural la muerte como parte de su historia de vida.